¿Cuántas veces has hecho una lista de propósitos de año nuevo? ¿Cuántas veces has cumplido alguno de tu lista?

En ocasiones logramos estos propósitos e incluso nos motivan, y nos dan energía para arrancar el año, pero la realidad es que muchas veces esto nos genera frustración al no cumplirlos.

Una de las razones por las que esto sucede, es porque estos propósitos tienen que ver con el voluntarismo, con el esfuerzo. El esfuerzo, como su nombre lo indica, significa forzar algo. Y la mayoría de las veces, forzar no funciona.

El esfuerzo, la fuerza, la resistencia, provienen de la mente, la cual percibe la vida como problemática, en vez de percibir en vida vida situaciones.

La forma como vemos las cosas hace que ellas nos hagan sentir de una u otra manera.

El comienzo de año que estamos viviendo, y la despedida del que está terminando, es una oportunidad para replantearnos todo esto.

¿Por qué? Para empezar, porque no podemos planear ni controlar nada en este año que empieza de esta manera tan particular. Nadie sabemos bien a bien lo que nos depara el futuro. El nivel de incertidumbre que estamos viviendo nos lleva a poner el foco en otro lugar, a hacer un cambio de visión.

Realmente nunca hemos sabido que nos espera momento a momento, pero teníamos la fantasía de que si lo sabíamos.

Ahora nuestro reto no es luchar contra la incertidumbre y tratar de controlarla, sino aceptar lo que venga día a día. Este sería un propósito realista.

Aprender a vivir feliz con lo que traiga cada día de este año.  Abrir nuestra mirada para percibir las bendiciones que tenemos. Saber agradecer y observar la abundancia que nos rodea y de la que somos parte. Dejar de visualizarnos incompletos, como carentes.

¿Cómo podemos lograr esto? Estando presentes en cada momento. No somos capaces de percibir esta totalidad, porque vivimos distraídos, no estamos. Si logramos hacernos presentes a nuestra vida en cada instante, esta percepción cambia, y entonces podemos vivir, no sobrevivir.

Cuando sobrevivimos es por miedo, cuando amamos la vida, vivimos.

Para amar hay que aceptar lo que es, no lo que nos gustaría que fuera.

Tal vez en lugar de querer apoderarnos de algo y lograr lo que sea, podemos soltar todo aquello que nos impide nuestro crecimiento.

“No se puede enseñar nada a un hombre, solo se puede ayudar a descubrirlo en su interior” Galileo Galilei.

En resumen, tal vez este año nuevo podríamos hacer una lista distinta de propósitos, o ponernos en la disposición de tener una mirada diferente de lo que hay en nuestra vida; y entonces, podremos percibir la abundancia y la belleza en ella minuto a minuto, y tratar de hacer del 2021 un año extraordinario.