
Para mi estas fiestas y sus rituales describen todo lo contario a las prisas y el consumismo. Simboliza el giro hacia una lógica que no es precisamente la de acumular y correr todo el día. Es exactamente lo opuesto.
Si observamos un Nacimiento de Navidad, vemos algo muy distinto a un centro comercial cargado de adornos. Vemos sencillez, simpleza, hasta escándalo, desnudez y vulnerabilidad.
Los regalos y la alegría que acompaña a esta época no es que estén mal, hablan de fiesta, de generosidad, de compartir y de disfrutar. Pero el mensaje de lo que se celebra en la cristiandad en estas fechas, tiene un fondo muy distinto, que muchas veces se pierde de vista.
Es justamente el nacimiento del rostro de una lógica distinta. Una lógica en donde el valor no está en lo que se posee, al grupo al que pertenecemos, la creencia o la práctica religiosa que tengamos es la mirada simple de un niño que ve con sencillez. La grandeza de lo pequeño.
También es la mirada de las personas y no de las cosas o circunstancias. Siento que esta mirada es justamente la que necesitamos para el nacimiento de una humanidad nueva que todos anhelamos. La Misericordia como lógica.
Una mirada que vea más allá de las formas, el fondo que es el corazón de cada persona, única y maravillosa.
Ese para mí, es el mejor regalo de Navidad.