
¡No es justo!… decimos con enojo desde que somos niños. ¡Qué injusticia!, ¡no seas injusto!… etc. Pero ¿qué significa ser justo?
Cuando se refiere a un adjetivo, implica ser ecuánime, dar a cada uno lo que le toca y ser imparcial. Pero muchas veces a lo que se refiere esta palabra es a que algo se ajusta a lo que deseamos. Es justo lo que quería….
Este sentido de justo como ajustar, a mí me dice mucho. Creo que ser justo implica esto: acercarme a mi verdadera esencia, que es ecuánime, imparcial y generosa.
Esta esencia da a cada uno lo que le corresponde sin pensarlo, sin tratar de retener nada para sí mismo que no sea algo que es para bien de todos.
Tal vez es por eso que desde que somos niños tenemos un anhelo por la justicia, en ese momento es una demanda de ser reconocidos por lo que somos en todas nuestras necesidades, pero también de ser vistos por lo que somos.
Más adelante buscamos que todos seamos tratados de la misma forma, esa es la conciencia social que es tan importante desarrollar en la infancia. Si ésta no se desarrolla podemos caer en la crueldad o en la insensibilidad de las necesidades de los demás, nos alejamos de ser justos.
En cambio, si tratamos de conectar con nuestro corazón, en donde habita este anhelo de justicia, nuestra mirada se limpia para ajustarnos a lo que somos, y por lo tanto se despierta en nosotros también esa sensibilidad a lo que los demás son y necesitan de nosotros.