“Lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve bien con el corazón” Saint Exupery

La sabiduría del corazón es la que nos permite relacionarnos de una manera profunda y sana. Esto es debido a que este centro que nos constituye puede ver más allá de las apariencias, y sobre todo, más allá de nuestros auto engaños.

Como ya hemos comentado, la mente, a pesar de ser nuestro centro operativo necesario, es muy engañosa. Tiene un discurso interno que está constituido por una historia que se ha fabricado, y que con ella calibra la realidad. Juzga como positivo o negativo todo lo que va sucediendo en base a su experiencia.

Esta torre de control, tan necesaria, a veces nos impide conectar con los demás y con la realidad tal y como es. Digamos que distorsiona un tanto nuestra visión.

El corazón en cambio tiene la capacidad de conectar y percibir lo que hay con una aceptación libre de juicio. Esto hace que pueda comprender y abrazar lo que va encontrando. El problema es que el corazón muchas veces está endurecido.

El corazón se endurece normalmente por miedos, por heridas o por no haber sido nutrido como necesita. Cuando esto sucede, dejamos de mirar desde ahí. Nos cegamos.

La consecuencia de esta ceguera es que nos cerramos sobre nosotros mismos y nos impedimos el contacto con todo aquello que nos enriquece. Bloqueamos nuestra capacidad de amar. Y es precisamente el amar lo que va ablandando el corazón y lo va limpiando para poder mirar. Es como si abriéramos la ventana, para poder dejar entrar el aire fresco y con esto renovarnos por dentro y dejar que los demás también se asomen a lo que somos y los enriquecemos también.

A veces nos cuesta trabajo, porque necesitamos trascender nuestros miedos, pero esta apertura vale la pena porque nos permite ser plenamente humanos. Es atrevernos a sentir y vibrar la vida. Y desde ahí, ampliar la mirada.

Esta mirada es fundamental a la hora de intimar y amar verdaderamente. Sin esto, podemos decir que amamos, pero este amor no se concreta ni se expresa. Rehabilitarnos de la ceguera del corazón es lo que nos capacita para poder amar a los demás y a nosotros mismos.