El sentido de la moral es el cumplimiento de una serie de normas para la convivencia de las personas, tiene que ver con voluntarismo y con cierta búsqueda de pureza.

En cambio, el sentido de la Ética tiene más que ver con una actitud que requiere priorizar lo que realmente es importante para esta convivencia y para la plenitud del ser humano. Valores como la fraternidad, la igualdad, el respeto, la tolerancia, tienen más que ver con la Ética que con la Moral.

Tal vez la diferencia más importante es que una se centra en los actos y la segunda se centra en las personas y por lo tanto en la intención.

Ambas tienen el objetivo de buscar el bien de la comunidad y del individuo, pero podemos intuir que la moral es más superficial y la ética tiene una dimensión más profunda.

A lo largo de la historia, la moral ha tratado de controlar o regular el comportamiento de las personas, muchas veces a través de la culpa y eso ha hecho que se desvirtúe su intención.

La Ética en cambio, es mucho más personal, ya que no se puede cuantificar o calificar. Es más bien una actitud o un estado que capacita a la persona para ver el fondo en las interacciones personales y elegir lo que les hace bien a las personas involucradas.

Es mucho más fácil educar de una forma moralista, que de una forma ética. Ya que en la moral se cumple o no se cumple, pero no tienen la consistencia y las raíces de una educación ética.

El problema es que la ética no puede ser un discurso, tiene que ser moldeada con el ejemplo, para transmitirle a alguien esta actitud, se tienen que vivir y por lo tanto se puede contagiar, no imponer.

Y por supuesto tiene que ser acogida libremente esta actitud por la persona, no a través del voluntarismo, sino a través de la amplitud de mirada y congruencia de corazón.